Este post no está escrito con ninguna otra intención que la de agradecerle a la vida las personas que tengo en ella, de hecho podría resumirlo todo ello en una palabra: GRACIAS
Nunca me ha gustado ocultar mi edad ni mentir sobre ella, además de porque hay algunas cosas que son obvias, porque estoy muy orgullosa del año en el que empezó mi vida, 1978, un año en el que, a pesar de lo que tenemos ahora, cambiaron muchas cosas y muchas sombras en el país en el que yo nací.
El año pasado no quise celebrar mi cumpleaños porque la vida me acababa de dejar estupefacta con uno de sus retos y me veía incapaz de soplar ni una vela, por eso este me he querido resarcir y he sido consciente, probablemente más que en ningún otro aniversario, de la suerte de estar viva. Y, quizá por cosas, por cosas de la vida, este cumpleaños he recogido más amor que nunca y no se me ocurre mejor manera de devolverlo que del único modo que se, escribiendo.
Muchas gracias por despertarme
con mensajes
de amigos de hoy y de otros tiempos,
del alma
y del trabajo que desempeño,
sobre los que siembro
y en los que ayer
algo dejé
en su pestañas;
por esa llamada...;
por un chocolate con churros
que hace fáciles
los tiempos duros;
por una familia
de la que provengo;
por el día que hizo,
porque da igual la lluvia, ella es la risa
de los árboles y de la playa el rizo
de su oleaje;
por descubrir unas rosas en un coche
y unos pasteles que compraba quien se esconde,
pero no me esconde
su amor;
por encontrarme un paquete al llegar
y una canción de amistad
y de distancia
dentro de su caja,
por un libro y unas palabras;
por poder soplar las velas contigo,
el regalo de mi vida,
por tus soplidos,
que nunca se irán de mi mira;
por más detalles
materiales,
porque eso
también es bueno,
por la mano que los traía;
y sobre todo, gracias
porque cuando tú nazcas
muchos habrán leído
en mis versos
la esperanza del mañana.
CruzadoC
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