Mi regalo ha sido
veros desde abajo
y darme cuenta de lo alto
que se puede volar;
mi regalo ha sido
comer un roscón de Navidad...
así de sencilla la felicidad;
mis regalos han sido
las linternas de tu faz
iluminando el camino al salón;
mi regalo ha sido tu ilusión,
y la suya,
que hubiera gastado un millón
por verte sonreír
como te ha visto hoy, así,
una media luna
que ya no hay quien destruya,
la primera vez,
los primeros reyes,
que son ya para siempre;
mis regalos,
unos zapatos,
un libro que me había pedido...
¡qué más da!
traídos
desde el oriente de tu alma;
mi regalo, tu mirada
queriendo charlar
"no lo estamos haciendo tan mal";
y mi regalo ha sido
la lección de un hijo
con las manos,
limpias y llenas de lo inmaterial,
sobre lo poco que necesitamos.
CruzadoC
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