jueves, 8 de enero de 2015

LADY MÍA


Dicen que el duelo, cuando perdemos a alguien, dura dos años.  Así que yo, que desde que empecé a preparar las oposiciones vivo pegada a un cronómetro y me paso los días haciendo cálculos numéricos y reglas de tres para todo, esperaba como agua de mayo este ocho de enero del año 2015 porque pensaba que, transcurridos estos veinticuatro meses, ya no la echaría de menos ni sentiría dolor. Tamañas decepciones las que nos llevamos cuando nos comparamos con la generalidad. Después de este tiempo la única conclusión que saco en claro es la de que sigo queriendo dedicarle versos porque nunca dejaré de necesitarla ni de tener morriña de su vida en la mía.
 
Lady Laura es una canción que Roberto Carlos dedicó a su madre y que nos encantaba bailar a las dos. Le tomo prestado parte del título y un verso para escribirte estas rimas, Lady mía.
 
Sueño todos los días
con volver a ser la niña
de veinte años
a la que enseñaste a arrasar
con el estropajo
de la risa
toda la suciedad
de la vida;
y pedirte
que me invites
a tu galería
y veamos juntas
caer la lluvia.
 
Por las noches quiero
recuperar tus palabras,
como si tuvieran alas,
"que se rompa
la copa
de tanto usarla;
quien dijo que hay mañana;
el dinero no sirve para nada;
que hereden usadas
tus sonrisas".
Nunca podré dejar de necesitar
"tantas cosas que de ti necesito escuchar" .
 
Lady mía, vuelve otra vez,
vente a Santander;
lady mía,
llévame a Galicia.
 
Tantos problemas,
tantas angustias, tantas penas...
descolgando el teléfono hablarías:
" nunca llovió
que no escampara, ¿ es o no?",
lady mía.
 
Cuando empezaba a ser mayor
y podía llorar en tu corazón,
en mis horas duras
y en las nostalgias frías
daba por segura
tu amistad,
lady, lady lady, mía.
 
CruzadoC