martes, 20 de febrero de 2018

EL INVIERNO EN LISBOA

 
PRIMERA TARDE
 
Antes de iniciar otro viaje quería  dejar en "palabras impresas" mi paso por la vieja Lisboa. Desde que leí " El invierno en Lisboa" de Antonio Muñoz Molina el año pasado supe que mi próximo destino sería ella, y ella en invierno. Así que con la excusa de la búsqueda de telas para "Paso Palma", mi amiga y yo nos embarcamos en esta aventura, porque un viaje es siempre una aventura.
 
Llegamos directas desde Bilbao al aeropuerto que antes llamábamos Portela y desde allí a nuestro hotel "Turim", en la famosa Avenida Libertade. Era mi segunda vez en Lisboa y a las seis de la tarde ya sabía más o menos a donde nos teníamos que dirigir si queríamos cenar bien. Caminamos la amplia avenida hasta llegar al centro y, tras un pequeño rastrero de telas, nos dirigimos  hacia el alto Chiado y de camino allí nos encontramos en la plaza del Comercio la estatua del poeta Fernando Pessoa en el Café Brasileira, fue como si me hubiera estado esperando desde la última vez y tocar su mano me llenó de la adrenalina que necesitaba para seguir subiendo a nuestro destino: Alto Chiado. Allí tiendas, ambiente bohemio, bares y cena con fados en un restaurante frente a la famosa Taberna do Chico, donde nos deleitaron con un exquisito arroz con pato y un par de cervezas Súper Bock, por supuesto.
 
 
SEGUNDO DÍA:
 
Redesayuno con Pessoa  en el café Brasileira y tranvía 28 en esa misma plaza rumbo a la Alfama, concretamente a la Feria do Ladra donde conocimos artesanas maravillosas y nos hicimos con unos cuantos metros de tela y alguna que otra  antigüedad, comida en esa zona y visita al mirador de Santa Lucía. Sin más palabras que las que trae al alma un atardecer que me recordó al de la Alhambra.


Más tranvía y más telas y cena deliciosa nuevamente en el Alto Chiado, mucho más ambientado que el día  anterior. Crujientes de bacalao.  
 
TERCER DÍA
 
Fidelidad absoluta a Pessoa, café y visita al Baixo Chiado por fin. Zona del puerto, vistas al puente y visita fugaz a la fundación Saramago. Desde allí caminamos hasta el  embarcadero donde coger un ferry que nos llevara a Aldama, una zona todavía poco turística desde la que obtener las mejores panorámicas de Lisboa y donde comer un buen Bacalao y unas deliciosas vieiras en el famoso restaurante " Atirate O río"( por recomendación de alguien que conoce bien Lisboa) 





Y la gran paliza vino por la tarde. Caminamos cerca de dos horas para llegar a un famoso centro cultural alternativo llamado LX Factory, tuvimos que echarnos la foto cuando vimos el letrero luminoso porque casi lloramos de emoción. Nuevos creadores se dan cita en este lugar situado en un polígono industrial que prácticamente nunca cierra sus puertas. Cool, nos dijeron. Algo distinto y alejado del bullicio recomendable para los que quieren escapar del turismo masivo cuando viajan y una buena opción para un domingo por la tarde en el que museos o tiendas están cerrados. Además cuenta con varios puestos donde se puede tomar unas cervezas y picotear comida variada.

CUARTO Y ÚLTIMO DÍA
 
Visita obligada a Bertrand Liveriros, la librería más antigua del mundo ( de las que se conserva en pie). Mi reino absoluto, subida en el ascensor de Santa Justa al Mirador de Santa Catalina ( para mí las mejores vistas de Lisboa) y bajada caminando  hasta el Baixo Chiado donde decidimos que no queríamos irnos sin probar el pastel de bacalao y algún dulce portugués



 

 
Y hasta aquí nuestro viaje. Mi recuerdo fue este Pessoa hecho con papel que ya me acompaña en mis tardes de lectura en casa. OBRIGADO, LISBOA.Volveré

 
CruzadoC








 





































lunes, 19 de febrero de 2018

LA REFLEX DE MI PADRE


La réflex de mi padre guarda mi historia
y un guiño de ojo y una vuelta en la noria
de mi niñez que fue...
 
una niñez de veranos en Galicia,
una niñez que arrastra mi vida todavía.
 
"Papá, quédate siempre en la foto".
Y tendré que aceptar que no será posible...
 
La reflex de mi padre, una lente redonda,
el espejo al país de las maravillas 
de mi niñez que fue...
 
una niñez montada en un mini de emociones,
una niñez de problemas resueltos...
con polos de sabores.
 
"Papá, quédate siempre en la foto".
Y tendré que aceptar que puede no ser posible...
 
Nos hacemos mayores,
es lo que toca.
Hacemos lo que podemos
con el adulto que ya es...
 
No debiéramos
quedarnos en la cuneta de un tiempo..
un tiempo que fue...
Habrá que vivir este momento.
 
"Papá, quédate siempre en la foto" 
Y tendré que aceptar que si se quedará en mi cristal,
que eso si será posible.
 
CruzadoC