lunes, 25 de noviembre de 2013

LA FELICIDAD


Acabo de terminar de leer la novela de Mamen Sánchez "La felicidad es un té contigo". En la contraportada se define como la novela más optimista y divertida del año y, quizá por eso, en un principio me decepcionó un poco, pero...acabé descubriendo que, como reza el título, la felicidad es eso, un té contigo. A todas las protagonistas les suceden cosas, buenas y malas( como a todos), pero al hacer un resumen de la obra te das cuenta de que todas ellas han estado felices sin darse cuenta en algún capítulo haciendo algo tan sencillo como tomar un té con un amor o una amiga.


 Es decir, que nos pasamos la vida muchas veces, y de manera errónea, esperando que la felicidad sea el cumplimiento de un gran proyecto, la venida de algo extraordinario, conseguir un trabajo o un ascenso, la llegada de un hijo o, lo que es peor, la realización de esa imagen ficticia que nos han vendido por la que no se puede ser feliz si no se tiene la pareja perfecta, el empleo perfecto, la casa perfecta y los hijos más perfectos todavía. Pero eso era hasta ahora. Ahora ya sabemos que la felicidad es otra cosa, es lo que va pasando mientras vivimos sin darnos cuenta, "mientras hacemos otros planes", me atrevería a escribir que la felicidad es incluso tremendamente imperfecta, como lo soy yo.


Como dice un pasaje del libro" la felicidad cotidiana del cola cao y las tardes de domingo...alimentada con los sueños de ir medrando poco a poco, bañarse en alguna playa del sur, conocer mundo, ver a sus hijos licenciarse...y encontrarle a él, después de muchos años, la misma emoción del primer beso en el último".


Si una cosa buena tienen las redes sociales y el compartir una foto en facebook o en instagram, es el hecho de que al hacerlo, estamos siendo conscientes- creo que el truco- de un momento sencillo que nos ha hecho felices. Por eso la felicidad es un desayuno de sábado con una amiga( el gran milagro de la vida, la amistad...aunque eso ya da para otro post) o una merienda improvisada entre semana. El otro día colgué una foto de eso, una merienda, y llamó mucho la atención ¡el mantel! Me encantó la anécdota, pero yo lo que quería trasmitir era una tarde de lluvia salvada por un bizcocho y por el brazo de una amistad. Cuando pasan los años nos damos cuenta de que ese momento de charlas y palmeras de chocolate era realmente la dicha. Y yo ya no quiero esperar el paso del tiempo para recordar que fui dichosa, prefiero serlo en el presente.

Mi felicidad está también detenida en los paisajes cotidianos que muestra la playa de mi vida un día de sol o de viento sur, que llega sin avisar y te vuelve loco el día; o también en el paseo con paraguas y katiuskas de un atardecer de lluvia y de nordeste contra la que no puedes, así que te unes a ella.

Y la felicidad es, sobre todo, ese beso corriente o ese abrazo habitual al que no damos demasiada importancia de buenos días o buenas noches de nuestro compañero, nuestros padres o nuestros hijos.
 Así, que..¡ FELIZ DÍA!

CruzadoC

 

viernes, 8 de noviembre de 2013

RECUERDOS DEL EBRO

 Hay veces en la vida que tenemos la suerte de poder volver a visitar los lugares de nuestra infancia, aquellos que eran también los de nuestros padres o abuelos; o bien  de que nos hablen de ellos y sea nuestra memoria la que viaje sin nuestros pies...Solemos emocionarnos, esto es porque necesitamos formar parte siempre de algo que vaya más allá de nosotros mismos, como una familia. Y es ese sentimiento el que me hace pensar que simplemente somos eslabones de una cadena de la que, de vez en cuando, se van soltando las últimas piezas. De manera que podría ser que la vida no consista más que en ir trasmitiendo nuestro mensaje a la siguiente persona de esta sucesión, como un hijo, por ejemplo, mientras vamos viviendo con la pretensión de que algo de nosotros quede cuando por fin nos toque el turno de desengancharnos.

Para mi uno de estos lugares es Zaragoza, que fue la tierra que acogió a mi abuela más de cuarenta años.


Te veo siempre que me asomo al Ebro.
En algún momento de aquella infancia, 
de mi niñez o quizá de mi estancia 
en la juventud cuya aguja enhebro

con hilo del recuerdo y no me quiebro
debí hacer algo bueno con fragancia
duradera en el tiempo y la distancia
por lo feliz que ahora lo celebro;

en algún momento yo me parezco 
a ti y ellos se acercarán a mi 
mientras pasan los años y envejezco.

Somos parte de algo que es de por si 
más fuerte que corriente en que perezco...
fluye por debajo de lo que fui.

CruzadoC