miércoles, 23 de octubre de 2013

UN LUGAR TRANQUILO Y BONITO EN LA CONCIENCIA


Como suele ocurrir, de ¿"casualidad"?, me topé con un artículo de la escritora Rosa Montero en una revista semanal y en él había un trozo de vida puesto por escrito, tecleando en google "panegírico minusval 2000" aparece el texto completo, es la despedida de este mundo de Francisco Gúzman Castillo, un luchador, en este post yo sólo he seleccionado las líneas que me han gustado más. Muchos de vosotros ya lo habréis leído, pero hoy quería compartir algunos extractos por la belleza de sus palabras que, para mi han sido, las más impactantes, vitales y hermosas  que he leído en los últimos tiempos; y de paso me han servido para escribir mi propio canto a la vida.

Allá van algunas de ellas:

He visto y he hecho cosas que jamás imaginaríais, lo supe por vuestro asombro cada vez que os las contaba.
He visto las nubes pasar como algodones bajo mis pies sobre el valle del río Deva, en Cantabria.
He bajado sin frenos en la silla, a tumba abierta, como los ciclistas, un viejo puerto en la sierra de Madrid, con la única convicción de que yo y quien empujaba y derrapaba en las curvas, éramos capaces de hacerlo. Teníamos 12 años...
Y he divisado una gaviota cruzar Times Square y perderse entre los edificios de Manhattan, como un sueño desesperado en busca de un puerto.
He amado mucho, hasta querer morirme, fijaos que disparate… y no tengo noticia de haber sido correspondido, tan solo indicios, destellos confusos, y algún que otro chasco. Finalmente el acontecimiento no tuvo lugar… queda pendiente para la próxima vida.
Sin embargo, he practicado relaciones sexuales plenas... en esta lista de cosas por las que mi vida ha merecido la pena el sexo no podía faltar.
 ...decidir es hacer camino, y nunca se puede retroceder, aunque lo parezca, podemos volver a un mismo tiempo y lugar, pero siempre pagaremos un precio y nunca seremos los mismos. Eso se llama entropía.
He recorrido los otoñales bosques de la cultura de papel, la Historia, la Literatura y la Filosofía, y descubierto con regocijo que no todo está dicho.
Practiqué la política desde el activismo y desde mi vida cotidiana, que es desde donde mejor se puede hacer sin necesidad de adherirse al poder y al dinero, para poner un granito de arena a eso de cambiar el mundo. Por si  alguno de los presentes aún no se ha enterado: esto es la despedida de un diverso funcional.
Podéis felicitar a mis padres si os place... Me voy con el buen gusto de haber experimentado la auténtica independencia.
Lamento al fin dejaros, ahora que empezaba a dejar de tener miedo. Que me desembarazaba de cautelas y obligaciones. Que me permitía, a veces, presentarme ante quien fuera tal cual soy, sin ostentosas demostraciones de paciencia o resistencia, y sin preocuparme demasiado por el futuro. Di pocos pasos por ese camino, me habría gustado saber adónde me habría conducido, seguramente a un lugar bonito y tranquilo de mi conciencia, un lugar que todos deberíamos tener y compartir.

Después de esto me puse a escribir para mí, y ojalá pueda servirle de algo a quien quiera asomarse a estos pensamientos, la carta de una persona que, como la mayoría de lectores del panegírico, lo tiene todo, aunque muchas veces no se de cuenta:

He tenido sentimientos que ahora, cuando los contemplo pasado el tiempo, me doy cuenta de lo afortunada que he sido.
Veo amancer cada mañana la arena del Sardinero, en Santander, inclinándose  para besar su mar cantábrico como dos amantes...todo desde el autobús camino de ese  trabajo tedioso del que siempre nos quejamos, aunque sea el que nos dignifica, nos de de comer y nos compre la frivolidad tan necesaria, todo mientras otros viajeros comtemplan la pantalla de su móvil ajenos a la belleza de la pantalla de la naturaleza ; me he mojado bajo la
  lluvia  torrencial y he deseado, como si yo fuera tierra, más.
Caminé en una dirección por las corredoiras gallegas de niña, mientras mi infancia se iba, sin darme cuenta, en dirección opuesta; por las playas de piedras de Almuñecar, en Granada, cuando comencé a ser adulta y no entendía nada; y por el puente sobre la ría de Bilbao cuando ya no había marcha atrás porque ya no tenía pies y tenía alas para navegar por mi "clásica y romántica bahía".
Hace quince años casi viajé por Turquía y aún guardo en la retina la imagen de las gaviotas picoteando el Bósforo en Estambul, las mismas que me acompañaron otro año a Malmo, por ejemplo, para cruzar conmigo al sur de Suecia.
Descubrí, por cosas como estas, que "nadie se baña dos veces en el mismo río", pero que siempre se puede aprovechar el presente si no se tiene miedo porque "nunca es tarde para ser quien deberías haber sido".
He amado muchísimo. Y a personas muy distintas. Y en tiempos de mi vida diferentes. Algunas de esas veces tuve tanta suerte que fui correspondida, y las veces que no, el pesar que tengo es haber dejado de amar para sobrevivir. Amar a quien ya te ama tiene poco mérito. Esa es mi promesa si hay otra oportunidad.
He sido feliz entre novelas, sonetos y bolígrafos, pero sin duda, lo que me ha hecho sentir más plena, ha sido compartir las palabras con quien ha querido escucharlas o leerlas.
Estudié mucho para poder trabajar, parece que un privilegio en los tiempos que dominan, y hoy lo hago desde un despacho, pero con la profunda convicción de estar al servicio de los demás y -más raro todavía- poniendo el corazón en el cumplimiento escrupuloso de mis funciones. Es la única manera que, hasta ahora, he conocido de ser feliz.
Pero, sobre todas las cosas, he asistido perpleja al milagro de la amistad, casi tan emocionante como el de la vida cuando comienza( y espero volver a hacerlo), comprendiendo que nada es mío: ni un amigo, ni siquiera un hijo. Todo es un préstamo para decidir aprender, o no, que "uno sólo conserva lo que no amarra".
Y hasta aquí mi carta de alegría y gratitud a la vida, espero poder escribirle muchas más.

                                                                         CruzadoC


No hay comentarios: