Hace dos años cuando me marché de Florencia supe que volvería pronto y supe también con quien volvería. Había alguien que se moría por conocerla y yo me moría por enseñársela. Este año mi madre cumplió 60 y yo 40, este era nuestro viaje y por primera vez en mucho tiempo los papeles se invirtieron y pude hacer de maestra.
Nuestro viaje comenzaba en Santander con vuelo directo a Roma a través de Ryaner y desde allí un tren de alta velocidad( compañía Italo, si alguien va a viajar a Italia no he conocido un país donde las líneas ferroviarias funcionen mejor ) que nos dejaba en Santa María de Novella a las nueve de la noche: hora perfecta par tomar contacto con la capital de la Toscana bebiendo una cerveza artesanal y tomando unos embutidos con vistas a Santa María del Fiore
PRIMERA NOCHE
PRIMER DÍA
A la mañana siguiente me sorprendió la visita templada desde la ventana de nuestro hotel ( NH de Piazza Vittorio Veneto, súper recomendable) , que pronosticaba un día maravilloso como así fue.
Caminando a ras del Río Arno llegamos al puente de la Trinitá, desde el que a su vez se tiene la mejor vista del famoso puente Vecchio o puente de los joyeros, así llamado porque el rey Ferdinando I, harto del olor que desprendían las carnicerías allí instaladas, ordenó que las ventanillas se entregaran exclusivamente a carniceros y orfebres.
A mano izquierda directas a nuestra visita concertada a la galería de los Ufizzi. Mis obras favoritas:
Virgen con niño de Filippo Lippi
La famosísima Venus de Botticelli
La Anunciacíón de Leonardo Da Vincci
Después de comer en Panne de Oro, una tratoria muy cerca del mercado de San Lorenzo, pasamos la tarde entre sus puestos callejeros, así como en el Mercado Nuevo o Mercado de la Paja. Paseos por la Piazza de la Signora y una infusión en el Café Pitti.
Por la noche subida hasta la Piazza de Miguelangelo, desde donde se tienen las mejores vistas panorámicas de la ciudad con sus cúpulas. Si conseguís llegar a ella probablemente disfrutéis de uno de los atardeceres más bonitos de vuestras vidas.
Cena en el conocido restaurante " Bocadama", en plena Piazza de Croce y con vitas a la maravillosa Basílica del mismo nombre. Otro restaurante totalmente recomendable, la mejor lasaña de mi vida.
SEGUNDO DÍA
El segundo día decidimos adentrarnos en la Florencia menos turística y llegamos hasta Campo di Ciampi. Visitamos con tranquilidad el Duomo, las estatuas de la plaza de la Señora y el carrusel y puestos de pinturas de la Piazza de la Republica y detrás de esta encontramos otra tratoria para morirse, apuntad: Mastrociliegia, en una encantadora plaza alejada del bullicio.
Por la tarde rumbo a la Galería de la Academia( tanto par esta como para los Ufizzi casi obligatorio sacar las entradas desde España por internet porque las colas son interminables). Allí nos esperaba el "Rapto de las Sabinas" y el imponente "David" de Miguel Ángel, que me quedé sin ver la última vez. Sin palabras.
Antes de irnos pasamos por el jabalí del Mercado Nuevo para acariciar su figura y asegurarnos, como cuenta la tradición, el retorno a esta ciudad donde del Renacimiento quedó vivo para siempre
TERCER DÍA:
Nos quedaba la mañana del lunes y, como nuestro tren llegaba a Roma horas antes de que saliera nuestro avión, maletas en mano, cogimos un taxi a los lugares más emblemáticos de Roma, como la Piazza Navona, mi preferida.
Y, tras ver el Foro Romano y el Coliseo por fuera, nos dirigimos al aeropuerto para poner fin al que será, sin duda, uno de los recuerdos más bonito de nuestras vidas. Como siempre: GRAZIE MILLE, ITALIA. Hasta pronto.
CruzadoC