viernes, 14 de febrero de 2014

SAN VALENTÍN

 
 
Nunca he pertenecido al grupo de personas que les guste celebrar San Valentín, aunque la verdad es que tampoco he dado con nadie al que si le gustara hacerlo. Por otra parte, como muchos de estos días, ha quedado todo reducido a lo comercial y eso hunde cualquier intento de subirme al barco de los celebrantes. Le oí decir a Antonio Gala en una ocasión, a propósito de esta fecha, que para los que son correspondidos ese amor es su regalo y para los que no lo son, para ellos es el 14 de febrero. Puede que así deba ser.
 
En todo caso, reducir el amor a unos ojos es un error, a esa conclusión se llega después de muchos días de los enamorados, hay que dar amor al que, a lo que, se nos pone por delante cada día; el mundo es demasiado grande, hay demasiadas cosas y demasiada gente que amar como para tener tan poca amplitud de miras.
 
Para ellos, que son mi regalo, los de la foto, es este soneto y esta manera mía tan particular de hacer de hoy una fiesta discreta en el corazón.
 
Un cupido tan ciego y tan miope,
sin experiencia, sin tablas, sin gafas,
lanza las flechas y nos clava estafas
-y seguimos avanzando a galope-
 
donde debiera alcanzar tal azote
de amor que de él se llenaran garrafas.
Largo como el cuello de las jirafas
se hizo el paso hasta hacerme con mi lote.
 
Un ángel que no ve bien por un ojo...
¿Cómo no querer ampliar nuestro mundo
y amar más allá del hombre que escojo?
 
¿Por qué convertir en un moribundo
un corazón que es tan vivo y tan rojo?
¿Por qué mi amor a todo no difundo?
 
CruzadoC

1 comentario:

Mery dijo...

¡Viva la vida y arriba el amor!