miércoles, 27 de julio de 2016

CANTABRIA INFINITA



 
La mayoría de las veces que escribo o hablo de mi tierra, lo hago sólo sobre Santander, sobre el Sardinero, que es quizá la zona que más amo. No el Sardinero turístico del verano, sino el Sardinero de mi infancia, de mis años de niña que vivía en Zamora o en Luarca o en alguno de los múltiples destinos que tuvo su padre, pero a la que siempre llevaban a la tierra de su madre. Eran escapadas de fines de semana otoñales o primaverales con mis abuelos o con mi padre, al que le encantaba enseñarme la Magdalena, la estatua de Feliz Rodríguez de la Fuente o la playa del camello.
 
Pero lo cierto es que Cantabria es mucho más que Santander y, por supuesto, mucho más que mi Sardinero. Hace unos días llevamos a los niños a que conocieran Santillana del Mar y Comillas y también fue para mí un redescubrimiento de zonas olvidadas en la memoria, de tiendas y de paisajes del alma. Por otra parte es reconfortante para uno ver a sus hijos planear por los lugares sobre cuya piedra una vez jugaste tú. 
 
Y sobre el suelo empedrado de Santillana escribió el poeta  José Hierro en un soneto:
 
Cuando se piensa que esas piedras, antes
de ser domadas armoniosamente
fueron escudo sobre el pecho ardiente
del mundo en su orígenes errantes...

Y aquí  algunas fotos para los que piensan hacer turismo por Cantabria
 




En Comillas, el Capricho de Gaudí y la casa museo, un capricho para los ojos
 




 
CruzadoC

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