jueves, 18 de septiembre de 2014

UN HIJO A UNA MADRE

 
Una de las ventajas de ser poeta son los demás poetas, esos amigos que de vez en cuando te envían versos como estos y descubres, entre el humo, que tu trabajo como madre, tan poco agradecido a veces, simplemente merece la pena. Estas son las palabras del poeta Arturo Maccanti, recientemente fallecido,  a su madre. Para todas vosotras que ya sabéis de lo que hablo. Gracias a mi amigo Antonio por mandármelo.

Si alguna vez fui príncipe de la luz fue en tu reino... Me coronaste con tu risa en la tibia arboleda de tus brazos. Hiciste para mí rosa la rosa, pájaro el pájaro y cetro la alegría. Agotaste los ojos mirándome dormir. Por esto acaso fueron tan hermosos mis sueños. A manos llenas me trajiste el mar, ya para siempre compañero mío. Fue mi primer paisaje el color de tu falda y tu voz la primera canción de mi existencia. La huella de mi pie cupo en la tuya. Tú eras la dicha y yo te perseguía con mi pequeño corazón de niño por las orillas de los mares. Durante mi reinado el sol nunca se puso y el mundo estuvo acorde. ... y un día te perdí sin saber cómo, sin saber dónde, sin saber por qué. Luego fui destronado. Me golpeó el dolor con guantelete de acero en pleno rostro. Fui conducido al mundo, encadenado, humillado y cegado, hambriento y mudo, en la anónima noria de la vida. No se me ahorró miseria ni desdicha. Me encontré solo y escribí poemas. Abdiqué de la luz. Ahora soy viejo y estoy perdido entre las sombras, enredado en el tiempo y en la muerte, como tú, madre mía...

1 comentario:

LA TEJEDORA dijo...

kiki, me he emocionado tanto...qué hermoso el poema, que bonito que te lo haya mandado tu amigo antonio, y qué gran verdad..
mi madre siempre dice que cuando una persona mayor está muy emferma, ya casi en el umbral de la vida, llama desesperadamente a su madre, por qué será???
porque madre sólo hay una......
gracias amiga por compartir estas palabras