lunes, 31 de octubre de 2011

EL ÚLTIMO REGALO DEL VERANO



Es verdad que ni una golondrina hace un verano, ni cuatro días buenos convierten un octubre en agosto, pero el tiempo-el atmosférico y el de la vida- está cada vez más loco y nos regala sus días buenos y sus coletazos de estío sin importarle fechas, ni estaciones, ni circunstancias. Y, digo yo, que ya que los relojes y calendarios son sólo una medida de tiempo que hemos inventado; y teniendo en cuenta que, nunca sabemos"ni como ni cuando, ni ciento volando, ni ayer ni mañana", como dice Joaquín Sabina-y que así siga siendo-, disfrutemos de esas mañanas de sol sin importarnos que el periodo estival haya concluido hace mucho, como aquellas con las que, a modo de propina de verano, nos ha obsequiado el mes de septiembre, el de octubre y, parece, que también parte del de noviembre al menos en una ciudad del Norte, que es la mía, por la que ya vuelvo a pasear con mis viejos pies y las nuevas ruedas de un carrito a mi último y mejor regalo del verano... y de la vida.




Octubre del Norte siempre regala

un pasaporte al verano que se va,

una luz que poco a poco no está,

un viaje al sol que se vsite de gala



para la despedida que lo tala.

El primer octubre que se te da;

mi primer octubre de madre ya,

nuestro primer otoño bajo el ala.




Como una bandada de aves preciosas

que emigran en busca de otra estación,

así dice adiós a todas sus rosas



el verano de propina que a razón

de uno por año, año a año, hace cosas

como este calor raro en el balcón.



CruzadoC

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso comentario, casi tan precioso como la foto que lo acompaña.

Anónimo dijo...

Quien te ha visto y quien te ve....una foto muy bonita y el escrito tb, como siempre¡